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Arturo Pérez-Reverte o cómo disfrazar el odio de literatura

Arturo Pérez-Reverte o cómo disfrazar el odio de literatura

Arturo Pérez-Reverte o cómo disfrazar el odio de literatura

Descubre cómo Arturo Pérez-Reverte ha convertido su tribuna literaria en un altavoz del odio y la ultraderecha. Una crítica contundente al escritor que disfraza el racismo y la misoginia de provocación intelectual.

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Arturo Pérez-Reverte o cómo disfrazar el odio de literatura

No es sátira. No es provocación. Es ideología de extrema derecha envuelta en retórica literaria.

El pasado 21 de julio, ABC publicó una columna de Arturo Pérez-Reverte que debería haber encendido todas las alarmas. En ella, se lee:

“Vente para acá, Mohamed, primo, que en España puedes ocupar una casa ajena, decirle puta a una zorra con minifalda, robar a punta de navaja y al día siguiente estás en la calle. Y si eres menor, mejor. Además, te subvencionan. A qué pasar hambre si es de noche y hay higueras.”

No es un montaje de redes sociales. No es un audio filtrado desde un grupo de WhatsApp. Es una columna firmada por un académico de la Real Academia Española y publicada con total normalidad en uno de los periódicos más antiguos del país.

¿A qué estamos esperando para llamar a las cosas por su nombre?

Del escritor al ideólogo reaccionario

Pérez-Reverte lleva años interpretando con éxito el papel de escritor cínico, malencarado y políticamente incorrecto. Pero bajo esa máscara no hay un sabio molesto con el mundo moderno: hay un propagandista reaccionario que utiliza la literatura como tapadera.

Lo suyo no es crítica social, ni literatura dura, ni análisis valiente de los males del presente. Lo suyo es desprecio editorializado, clasismo orgulloso, racismo sin complejos y misoginia camuflada de experiencia vital.

Ha convertido su tribuna semanal en un panfleto donde todo lo que huela a justicia social es ridiculizado, y donde las personas vulnerables son caricaturizadas sin pudor. Su retórica recuerda a los discursos de la ultraderecha europea: simplificadora, emocional, sustentada en bulos y siempre dispuesta a señalar al otro como culpable.

Mentiras, prejuicios y legitimación del odio

Pérez-Reverte se refiere al inmigrante como parásito, al menor como delincuente impune, a la mujer como provocadora sexual. ¿Y qué hay detrás de estas afirmaciones? Mentiras.

  • No hay “subvenciones para inmigrantes” como repite sin descanso la extrema derecha. El Defensor del Pueblo lo ha desmentido.
  • La ocupación de viviendas no es una epidemia: representa el 0,2% del parque inmobiliario según el Ministerio del Interior.
  • Los menores extranjeros no tienen impunidad legal: los datos de la Fiscalía General del Estado lo confirman.

Pero los hechos no importan cuando el objetivo no es informar, sino agitar. No es un problema de estilo. Es una estrategia cultural para blanquear el fascismo emocional.

¿Hasta cuándo seguiremos tolerando esto?

Mientras en sus columnas Mohamed es un ladrón subvencionado, en la vida real Mohamed recoge fruta, limpia habitaciones de hotel, cuida a nuestros mayores, estudia sin papeles y sobrevive sin derechos. Pero no le interesa. Porque para Reverte, Mohamed no es un ser humano. Es un recurso narrativo para incendiar tertulias.

Y lo más grave: lo hace desde el confort de la RAE, con el aplauso de editoriales que publican sin leer, y con medios que aplauden su “valentía” aunque solo diga barbaridades.

Lo de Reverte no es una voz polémica: es una referencia cultural para quienes quieren que España vuelva al blanco y negro, al pensamiento único, a la España del “aquí no cabemos todos”. Su éxito es el síntoma de una democracia que no se toma en serio el veneno que circula bajo el disfraz de la literatura.

Sí, hay que señalarlo

No, esto no es censura. Esto es llamar a las cosas por su nombre. Es ejercer el derecho —y el deber— de señalar con claridad cuando alguien utiliza su tribuna para degradar a colectivos vulnerables y legitimar el odio.

¿Queremos seguir enseñando a este señor en las aulas? ¿Seguir tratándolo como un intelectual serio cuando lo que escribe es material reciclado del argumentario de Vox?

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