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Carta Intimidatoria del Servicio Extremeño de Salud a Nazaret Martín tras su Denuncias Pública

Carta Intimidatoria del Servicio Extremeño de Salud a Nazaret Martín tras su Denuncias Pública

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Carta Intimidatoria del Servicio Extremeño de Salud a Nazaret Martín tras su Denuncias Pública

Descubre cómo una carta intimidatoria del Servicio Extremeño de Salud intentó silenciar a una paciente tras denunciar públicamente un trato deficiente en urgencias. ¿Logrará esta táctica disuadirla? Lee más sobre su experiencia y conclusión.

Índice de contenido

Envían una carta intimidando a esta joven pastora para que deje de hablar en las redes sociales

Nazaret Martín relata la experiencia de recibir una carta del Servicio Extremeño de Salud tras haber expresado públicamente su descontento con el trato recibido en urgencias. La carta, que la autora considera intimidatoria, le recuerda que cualquier tipo de violencia contra el personal sanitario es inaceptable y que las quejas deben ser canalizadas a través de las vías legales establecidas. Sin embargo, la autora niega haber cometido actos de violencia y critica el sistema por no responder a sus

reclamaciones anteriores. Además, cuestiona la efectividad de las quejas formales, destacando que ni ella ni otras personas en situaciones similares han recibido respuestas a sus reclamaciones. La autora siente que la carta intenta silenciar sus críticas públicas y expresa su frustración por la falta de responsabilidad y transparencia en el sistema de salud, señalando que ciertos profesionales parecen estar protegidos por una «secta» dentro del sistema. Pese a las amenazas implícitas en la carta, la autora reafirma su derecho a criticar lo que considera un trato deficiente y asegura que no se dejará intimidar por estas tácticas.

Vídeo de Nazaret Martín lee la carta del SES

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Carta Intimidatoria del Servicio Extremeño de Salud a Nazaret Martín tras su Denuncias Pública

TRANSCRIPCIÓN

Hola a todos, hoy he recibido una carta que tengo aquí y os la voy a leer ahora. Es una carta muy corta, o sea, que bueno, yo la he leído y se me han puesto los pelos de punta y la piel de gallina, sinceramente. Vais a alucinar cuando os la lea. ¿Os acordáis de que hace poco me quejé en urgencias? Bueno, pues por ahí van los tiros, y cuando he empezado a leerla, he alucinado en colores. Os la voy a leer. La carta es del Servicio Extremeño de Salud. He tapado los datos personales, mis datos personales, lógicamente, y los de la persona que me ha enviado esta carta. De hecho, cuando he hecho alguna denuncia públicamente,

vosotros sabéis que yo nunca jamás he dado nombres de nadie, ni de médicos ni de nadie, ni lo voy a hacer lógicamente. Nunca he dado nombres porque yo no quiero que, aunque esa persona, desde mi punto de vista, no esté haciendo bien su trabajo, yo no quiero que nadie vaya a acusarle ni a nada en su

casa, ni nada, lógicamente. Entonces, yo nunca he dado un nombre y, a pesar de que mucha gente me ha preguntado, todavía me han dicho: “Di el nombre del centro, di el nombre del médico tal”. Jamás lo he dicho, y hoy no va a ser una excepción, pero os voy a leer la carta:

Estimada señora, nos ponemos en contacto con usted para indicarle que ejercer la profesión sanitaria lleva implícito un fuerte componente de servicio y de trabajo hacia los demás, y que, por este motivo,

la aparición o el ejercicio de la violencia en cualquiera de sus manifestaciones (agresión física, verbal, amenazas o insultos) por parte de una persona usuaria del sistema de salud, de un familiar o de un acompañante, dirigida contra cualquier profesional sanitario, es una lacra que afecta a la actividad

sanitaria, a la salud de estas personas y a la indispensable relación de mutua confianza que debe existir entre un profesional sanitario y su paciente. Aquella persona que ejerce una agresión (además lo pone con mayúscula, “AGRESIÓN”, no sé por qué) podrá encontrar que eso está justificado, pero lo cierto es que en ningún caso existen motivos para tal acción, pues la violencia nunca es el camino.

Por ello, le recordamos que cualquier queja o malestar que usted pueda tener como usuaria tiene sus adecuadas formas de expresión y manifestación, las cuales son oportunamente atendidas y respondidas por parte de la Administración Sanitaria.

Cosa que es mentira porque yo he presentado quejas y reclamaciones que jamás me han contestado, y mucha gente que conozco que pone quejas y reclamaciones nunca recibe respuesta. O sea, que esto es mentira.

Por lo que, con independencia de las repercusiones que desde el punto de vista legal pueda tener una acción agresiva, le instamos a que siempre acuda a esas vías legales y nunca a la realización de un acto violento contra un profesional sanitario.

En esta carta, o al menos yo lo entiendo así, lo que me están diciendo es que yo he agredido al personal sanitario. Lo dicen de una forma un poco enrevesada y un poco como que no se están dirigiendo exactamente a mí, como si fuera una especie de “oye, hacer estas cosas no está bien”. No sé si me están…

tendría que leerla con más detenimiento para saber exactamente si a mí… bueno, me han enviado a mí la carta, así que me imagino que a mí me están diciendo que yo he ejercido una agresión contra el personal sanitario, que la violencia no es el camino, que yo soy una persona violenta y que estoy agrediendo al personal sanitario, y que soy una lacra.

Es decir, que yo voy a urgencias, me atienden peor que a un perro. Bueno, ni siquiera me atienden; directamente me dicen que estoy perfecta. Me voy a casa, me tiro una semana con 39 de fiebre en la cama, tirada, porque no sé lo que me pasa. Deduzco que es COVID, gripe o lo que sea. Yo me quejo públicamente del trato recibido cuando me recupero, sabiendo además otras cosas que le pasan a la

gente de mi entorno, que esas personas no lo denuncian públicamente, pero que yo no soy la única. Incluso conozco casos de personas a las que les han hecho cosas mucho peores que a mí. Y ahora, como lo he denunciado públicamente, al poco tiempo me llega esta carta diciéndome que yo estoy agrediendo al personal sanitario por quejarme públicamente de lo que me han hecho, que no lo denuncie.

Realmente lo que me vienen a decir, si se lee entre líneas, es que yo, públicamente, no diga nada

Realmente lo que me vienen a decir, si se lee entre líneas, es que yo, públicamente, no diga nada, que me calle, que ponga una hoja de reclamaciones. He puesto muchas veces hojas de reclamaciones, nunca me han contestado. Conozco a muchas personas que han puesto hojas de reclamaciones y nunca jamás les han contestado ni les han servido para nada. Dentro de poco, quejarse va a estar tipificado como delito en el código penal. No te vas a poder quejar si te hacen algo malo. Algún funcionario no te vas a poder quejar porque va a ser constitutivo de delito, eso es lo que va a pasar. Y la gente no se lo cree, pero a los que denunciamos públicamente estas cosas nos censuran. ¿No veis las cartas que intimidan? Una carta totalmente intimidatoria para que yo no denuncie públicamente lo que está pasando.

Y esto nunca ha pasado aquí, porque yo toda la vida he tenido médicos y nunca he tenido ningún problema. Pero últimamente, con el nuevo equipo que hay, tela, tela. Son como una secta y, encima, se tapan unos a otros. Porque quien me ha enviado la carta no es, digamos, la persona con la que yo he tenido esos problemas, esa atención deficiente. No, no, son de las gerencias de no sé qué, que serán coleguitas de los médicos.

Encima, yo nunca he dicho ni qué centro ni qué médico es. Es decir, si me mandan una carta dándose por aludidos, por algo será, digo yo. Entonces, esto va de mal en peor. Y esta gente, los que me han mandado

esta carta y los que son como ellos, lo que quieren es que se vuelva a las épocas de Franco, donde en los pueblos mandaban el cura, el alcalde, el guardia civil y el médico, que esas eran las autoridades. A esa época quieren que volvamos, y que no nos podamos quejar, y que ellos sean los caciques y los señoritos. Eso es lo que quieren, eso es lo que quieren.

Jamás he dicho el nombre de nadie, obviamente, porque yo tengo dos dedos de frente

Mirad, yo entiendo y además, es que esto es así, si alguna vez alguna persona recibe un maltrato de alguna manera, está bien quejarse, pero lógicamente tú no te puedes quejar insultando, amenazando,

intimidando a otras personas. Entonces, claro, yo me quejo públicamente, pero yo jamás he dicho el nombre de nadie, obviamente, porque yo tengo dos dedos de frente, ¿no? Entonces, yo me quejo públicamente de lo que es el funcionamiento del sistema, y ahí está, que lo podéis ver y la gente que me

conoce lo sabe. Yo me quejo del funcionamiento del sistema, me quejo del trato que recibo por parte de algunas personas, en este caso de algunos médicos que me han tocado, que repito, es el nuevo equipo este que hay por aquí.

No sé si lo he dicho, hay un nuevo equipo, porque aquí en estos pueblos la gente en general, bueno, siempre hay alguien que tiene algún problema o que se lleva mal con el médico o lo que sea,

pero bueno, en general, yo nunca he tenido ningún problema y lo siento mucho por los médicos que realmente tienen vocación, por los médicos que realmente se interesan por las personas, que yo afortunadamente he conocido a médicos así, médicos que se preocupan, médicos que si no saben algo te dan consejos,

Hay médicos que realmente hacen bien su trabajo… Luego hay algunos que pasan de todo

te dicen o te mandan a otro especialista, etcétera. Yo eso lo he vivido, incluso con familiares. Es decir, hay médicos que realmente hacen bien su trabajo, quiero pensar que es la mayoría, pero luego hay algunos,

a veces, algunos médicos que pasan de todo, y aquí hay una lacra, una secta, desde mi punto de vista, que la lacra son ellos, porque lo que no es normal es que tú no te da la gana de atender a los pacientes y, encima, cuando se quejan públicamente, no les contestes a hojas de reclamaciones. Y además, cuando se quejan públicamente, les mandas desde tus coleguitas de los altos cargos una carta intimidatoria para que no sigan denunciando públicamente.

Lo que os quería decir es que, cuando se denuncia públicamente o se critica algo, hay que criticarlo, hay que tener un juicio, hay que tener argumentos, no decir las cosas porque sí, no hay que insultar nunca.

Yo jamás he insultado a nadie, aunque sí que es verdad que mi abuelo decía que los médicos eran unos matasanos y unos matachín, yo dije que a lo mejor iba a tener razón. Pero bueno, en cualquier caso, solo lo decía mi abuelo, ¿no? Sí que es verdad que es una vergüenza el trabajo que realizan algunos médicos. Desgraciadamente, son los que últimamente me han tocado a mí.

Entonces, no se puede amenazar, no se puede insultar a una persona, no, y dar su

nombre y esas cosas, no, no. De hecho, lo he hecho, y repito, que por aquí, y está en los comentarios, hay gente que me dice: “Di el nombre del centro, di el nombre del médico, eso no lo puedes consentir,

¡denuncia!”. Yo digo: “No, no, no, no. Perdona, yo me quejo del trato recibido. No hace falta que dé el nombre ni nada porque no quiero que esa persona tenga problemas personales ni nada”. Entonces,

cuando criticas algo, hay que hacerlo con educación y con argumentos. Yo creo que mis críticas son con argumentos y con educación, porque yo, afortunadamente, soy una persona educada y nunca me he

puesto a gritar ni a insultar ni a amenazar ni nada por el estilo. Entonces, creo que la carta que me ha llegado es totalmente injustificada y una carta que creo que realmente es una carta intimidatoria para

que yo me calle. Pero a mí, esto no me va a callar. Simplemente, yo quería leerla porque es surrealista.


Conclusión:

La carta recibida, lejos de cumplir con su propósito de advertencia, refuerza la determinación de la autora para continuar denunciando lo que percibe como un trato injusto e inadecuado en el sistema de salud.

La autora concluye que este tipo de intimidación no logrará silenciarla y que seguirá defendiendo su derecho a expresar públicamente sus críticas, subrayando la necesidad de mejorar la respuesta a las

quejas de los usuarios y la responsabilidad del personal sanitario.

Vídeo por el cual el ses envio la carta

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Carta Intimidatoria del Servicio Extremeño de Salud a Nazaret Martín tras su Denuncias Pública

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